VENCEJO REAL:
Cada primavera, el cielo frente al mar sobre el acantilado donde
vivo se llena de ruidosas avecillas que vuelan a gran velocidad.
Grandes, vistosos por sus pechugas blancas, alas poderosas y
cola muy amplia. Aquí crían en el cortado y no se vuelven a su
Africa invernal hasta bien avanzado Agosto.
Los echaré de menos cuando desaparezcan de mi cielo:
VENCEJO PALIDO:
Durante muchos años observándolo volar junto a los anteriores
lo confundí con el Vencejo Común. Gracias a que tiene el hábito
de anidar y posarse en el roquedo permitiendo fotografiarlo, me
he podido percatar de que este tranquilo, más silencioso y pálido
animalito que los otros vencejos, es mi vecino y no el que yo creía:
Además de su hábitat menos urbano que el otro se distingue muy
bien por su garganta más blanca y el tono (de cerca) más pálido:
¡Bendita biodiversidad! Bienvenido a Iberia seas.
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