viernes, 2 de abril de 2010

Luciérnaga

Los llamados candilicos han formado parte de nuestras fantasías
desde la infancia. Ver su misteriosa luz verdosa en un rincón del
jardín o volando en la noche veraniega es algo grabado en nuestro
cerebro para siempre.
Cuando adultos, las hembras de estos animalitos aplanados emiten
la luz por un órgano en su cola para atraer a los machos.

Cuando larvas, son predadoras especializadas de caracoles a los
que atacan y devoran introduciéndose en ellos aprovechando su
forma aplanada y flexible. Terrible asociación.

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