de la fauna y de la vegetación, pocos errores cometió al
dedicarse a clasificar y dar nombre a todas las plantas,
insectos, aves, mamíferos, etc. ¡Menuda labor en esos
tiempos cuando no había de nada!
Se le puede perdonar que llamara Quercus pirenayca
a un Roble melojo que invade toda Iberia y que apenas
toca el Pirineo... que llamara Quercus canariensis a otro
roble andalúz que vive en la sierra de Cádiz y que nunca
pobló zona alguna de las Islas Canarias (fue un error del
etiquetado en el envío que le hicieron)... etc. Eran miles y
miles de especies que asombrosamente clasificó una por
una, subespecies y variedades, increíble. Junto al DARWIN
que todos adoramos aquí tenemos al padre de la Biología.
Lo que no deja de sorprenderme es que tuviera, no solo el
conocimiento de especies, sino esa capacidad de observarlas
y según sus costumbres, movimientos, cantos, etc, darles un
nombre científico que correspondiera con ellas.
Aquí tenemos un gran ejemplo, a quien (que no conociera al
animal perfectamente) se le ocurriría llamar a una Ardeida con
el asombroso nombre de CUERVO DE NOCHE Nycticorax!
Pues así lo llamó Nycti (noche)-Corax (cuervo) y para que a
nadie se le ocurriera pensar que era otro lapsus pues lo repite
en su nombre científico Nycticorax nycticorax, sin vacilación.
Y bien que acertó, nuestros llamados MARTINETES son casi
exclusivamente nocturnos (a veces los vemos a plena luz). Se
pasan el día durmiendo en lo más espeso de los arboles que
rodean los humedales.
Aquí tenemos a Papá-Martinete que ya luce su penacho blanco
nupcial todavía durmiendo felízmente al atardecer:

Cerca andaría Mamá-Martinete que no conseguí localizar y
como no, al Niño-Martinete que no se separa de sus padres
aunque ya sea un grandullón capaz de alimentarse solo:

Cuando ya hay poca luz y tras un ratito posados en el borde
del humedal emprenden un vuelo territorial dando graznidos
sobrecogedores a esas horas tenebrosas que recuerdan a los
graznidos de los Cuervos :


